Estas pequeñas escultopinturas, frescos y relieves de estuco tienen la ingrata, pero necesaria,
misión de pasar el invierno a la intemperie, sufriendo lluvias, hielos y soles cansinos.
Están realizados con distintas dosificaciones de mortero bastardo de cal y yeso
(o sea, el trabadillo de toda la vida), y su zozobra invernal permitirá hacerse una idea
sobre la validez de esas mezclas. ¡¡Ala, a sufrir!!!